Un tour caminando por la antigua Ciudad de Quebec
Cuatrocientos años de historia y cultura llenan literalmente las paredes de Old Quebec (Vieux-Québec). Este tesoro patrimonio de la humanidad por la UNESCO es la cuna de la civilización francesa en Norteamérica, una pequeña muestra de Europa con toda la arquitectura, cocina y encanto que conlleva. En tan solo unas horas, puedes visitar el sitio de las guerras que cambiaron el mundo, disfrutar de una auténtica comida canadiense viendo las calles empedradas o el río St. Lawrence, y buscar las obras de generaciones de artistas locales.
Old Quebec no solamente es caminable, sino que se puede explorar mejor a pie. Cada esquina, escalera, entrada y callejón esconde alguna característica única o atracción que no podrías ver desde un coche. Hemos reunido todas las atracciones principales que requieres para visitar la ciudad en un tour caminando por la ciudad antigua. Abróchate las agujetas y disfruta.
Comienza con las zonas de batallas
Justo afuera de las paredes de la antigua ciudad, el Edificio de Parlamento es un gran sitio para empezar tu tour. Terminado en 1886, el edificio es el sitio histórico más antiguo de Quebec y es donde se han reunido los políticos y han sucedido los debates por más de un siglo. Inspirado en el Palacio del Louvre en París, el edificio es una pieza hermosa de la arquitectura, especialmente en la noche cuando está iluminada. El suelo del Parlamento está decorado con 26 estatuas de bronces para conmemorar a los principales personajes de la historia de la provincia, y la hermosa Fontaine de Tourney se encuentra en frente del edificio principal como un pieza central extravagante.
Desde el Parlamento, se puede caminar fácilmente a los Páramos de Abraham. Fue aquí, en 1759, donde las tropas francesas y británicas se enfrentaron por el control de la ciudad. Hoy en día, los Páramos son como el Central Park de Quebec. Todos los días, este increíble espacio verde urbano está lleno de personas andando en bici, haciendo un picnic, esquiando a campo traviesa o haciendo snowshoeing. Los Páramos de Abraham también son el escenario del Le Festival d’été du Québec, un enorme festival de música que se realiza todos los veranos y que atrae a grupos como The Rolling Stones, Foo Fighters y Lady Gaga, por nombrar algunos.
El Musée National des Beaux-Arts es el museo de bellas artes de la ciudad, con una colección de 38,000 obras de arte de los últimos cuatro siglos. El museo muestra un interés en particular por los artistas de Quebec y su trabajo.
Si estas paredes hablaran
Después de rodear los Páramos de regreso y dirigirte al este, entra a las murallas de la ciudad por la puerta Saint-Louism una puerta de piedra impresionante que se construyó por primera vez en 1694. De ahí, es difícil perderte de la siguiente parada en tu tour a pie: la Citadelle of Quebec.
Un sueño para los aficionados de la historia, esta fortaleza fue construida después de la Guerra de 1812. Siglos de historia se conservan adentro de estas murallas. A pesar de que alguna vez alojaron a las tropas británicas, el fuerte ahora es la casa del Regimiento Real 22, el único regimiento de infantería de habla francesa en las fuerzas canadienses. Toma un tour guiado por la Citadela con forma de estrella y disfruta de la ceremonia del Cambio de Guardia. Completa la experiencia con una visita al nuevo museo del regimiento. Es posible que hasta de dejen probar un par de gogles de visión nocturna.
Junto a la Citadela, y rodeando casi todo el área, se encuentran las las fortificaciones de Quebec. En 2.8 millas aproximadamente de longitud, las fortificaciones de Old Quebec la convierten en la única ciudad amurallada desde el norte de México. Son parte de un sistema de defensa creado entre 1608 (cuando Samuel de Champlain fundó la ciudad) y 1871, por los franceses y luego los británicos y eventualmente las fuerzas canadienses. Puedes caminar estas murallas por tu cuenta o tomar un tour guiado para aprender su historia. Además podrás disfrutar de las vistas de la ciudad histórica en ambos lados: la ciudad histórica que guardan, así como el Río St. Lawrence del otro lado.
Vive un cuento de hadas
Al caminar en las murallas de la fortaleza, es probable que te sientas dentro de un cuento de hadas. The Château Frontenac, a tan solo unas cuadras al noreste de la Citadelle, solo va a reforzar ese sentimiento. El hotel solo se puede describir como un castillo. Los trabajos en el edificio empezaron en 1892, pero es un ejemplo de los estilos arquitectónicos de periodos anteriores, incluyendo el de la Edad Media y el Renacimiento. Con más de 600 habitaciones en 18 pisos y un gran número de torretas, todas con un techo verde muy distintivo, no hay mucha duda de por qué el Château es el hotel más fotografiado del mundo.
El hotel se ubica en la Terraza Dufferin (Terrasse Dufferin), la cual es una atracción por si sola. Construida en 1838, la rambla de madera de la terraza ofrece vistas increíbles del río St. Lawrence y la Isla de Orleans (Île d’Orléans). En el verano, disfruta de la música y los artistas callejeros que llenan las calles o toma uno de los botes. En el invierno, observa más de cerca los muchos cañones que defendieron la Ciudad de Quebec a través de su historia y revive tu infancia deslizándote en un tobogán a 40 mph.
Calles empedradas y buena comida
De la Terraza Dufferin, súbete al funicular (una vía férrea vertical antigua) y dirígete al distrito Petit Champlain (Quartier du Petit Champlain), uno de los barrios más viejos de Norteamérica. Camina las calles empedradas angostas alineadas con las casas antiguas de piedra y visita las muchas boutiques y tiendas para un souvenir a la moda. Deja que tu olfato te guíe a uno de los muchos restaurantes y bistros y asegúrate de hacerte un espacio para no perderte uno de los postres locales en La Petite Cabane à Sucre.
Muy cerca caminando está la Place Royale, una pequeña plaza con mucha historia. Aquí fue donde Samuel de Champlain fundó la ciudad en 1608. Hoy en día la Place Royale lleva a los visitantes a viajar en el tiempo con la ayuda de la iglesia de piedra más antigua en Norteamérica y un mural inmenso que representa 400 años de historia de Quebec.
Dirígete al este hacia el Old Port (Vieux Port) para ver las mejores vistas del Río St. Lawrence. En el invierno, escucha cómo se rompe el hielo mientras flota por el río o haz un paseo en la noche durante el verano para disfrutar la muestra de la luz de las Auroras Boreales proyectadas en los silos de granos del Puerto. Para los foodies, pueden comprar algunos de los productos locales frescos, quesos y otros alimentos en el Mercado Público de Quebec u optar por una platillo en uno de los muchos restaurantes de buena comida en el área.
Termina tu tour a pie regresando a la parte oeste de la ciudad antigua, por la calle Saint-Jean. La calle está en el centro de un distrito popular de eventos culturales, específicamente en el verano cuando la calle está cerrada para los coches y los peatones la llenan. Da una vuelta por la calle, de una boutique a otra, ve a patinar en la Place d’Youville y párate en la Catedral-Basílica de Notre-Dame de Quebec. Este sitio patrimonio de la humanidad por la UNESCO es una increíble obra arquitectónica, que aloja obras de arte hermosas y mucha historia.
¿Encantado con Old Quebec? Empieza a planear tu viaje con la ayuda del sitio web de Quebec City Tourism.