Déjame empezar diciendo esto: la gente en Halifax sabe cómo pasársela bien. Una visita a Halifax estará plena de buena comida y bebida, probablemente muchas risas, así como de días para disfrutar la historia y belleza natural de esta capital frente al mar.
Hemos integrado una pequeña guía para que explores Halifax, de tal forma que aproveches al máximo el tiempo que estés en la gran ciudad de Nueva Escocia.
Se explora mejor a pie
Halifax es una de esas ciudades donde sientes que todo está lo suficientemente cerca como para llegar caminando. Empaca unos buenos zapatos para caminar y lánzate a las calles a pie para que vivas la ciudad como lo hacen los lugareños.
Primero, dirígete al muelle para caminar (Waterfront Boardwalk) frente al mar, uno de los paseos más largos del mundo. Con una extensión de dos millas, a lo largo del muelle hay muchas tienditas y boutiques, lo que se puede convertir en un gran día de compras. También es el hogar de las mejores experiencias culinarias y culturales de Halifax, desde el Museo marítimo del Atlántico, hasta la cervecería Alexander Keith (más adelante la exploraremos a detalle). Disfruta de los artistas callejeros, busca algo de comer y simplemente diviértete explorando el lugar.
Y ya que estamos con el tema de los artistas callejeros, quizás te interese planear tu visita al Halifax International Busker Festival, el festival al aire libre más grande de Canadá. Durante seis días, cada año, puedes caminar por las calles de la ciudad junto a músicos, titiriteros, bailarines con fuego y artistas del pavimento. Quizás te tropieces con la futura súper estrella del Cirque du Soleil o con el poseedor de un record mundial mientras te tomas tu café matutino.
Una experiencia final a la que seguramente querrás llegar todavía caminando son los Jardines públicos de Halifax, 16 acres de árboles llenos de color, exóticos arreglos florales, estatuas bien detalladas y fuentes que fluyen, y que data de mediados del siglo XIX.
Para esos momentos en que no te sientes con ánimo de caminar, probablemente vayas a I Heart Bikes. No sólo te rentarán una bici —incluyendo un tándem o una bicicleta eléctrica, si es lo que quieres— sino que te puedes unir a un tour en bicicleta de dos o cuatro horas por Halifax, en el que un guía te va platicando sobre la historia y cultura de la ciudad.
El momento de la cena con vino
Después de un día caminando por todos lados, probablemente vas a estar muy hambriento. Afortunadamente, no son pocas las opciones gastronómicas de las que podrás elegir.
Siendo una ciudad frente al mar, no es difícil encontrar pescados y mariscos de alta calidad en Halifax. En el muelle puedes encontrar pescado fresco y papas fritas, o ir a un restaurante para disfrutar un platillo refinado con la pesca del día. También puedes emprender un tour de degustación para experimentar una más amplia variedad de platillos.
El mercado Halifax Seaport Farmers es otra fantástica opción para comer. Establecido en 1750, es el mercado en Norteamérica que más tiempo ha estado en operación continua. En el mercado puedes ir de puesto en puesto, disfrutando de comida preparada que abarca desde la africana a la libanesa, de la india a la italiana y, claro, la cocina local canadiense. O puedes escoger carne, pescados o mariscos frescos, muchos vegetales o quesos artesanales y preparar tu propio banquete, digno de un rey.
En términos de restaurantes, es muy difícil señalar unos cuantos de entre todos los que hay. La cocina italoamericana en Bicycle Thief acapara miradas como uno de los 50 mejores restaurantes en Canadá de Maclean. El giro tan fresco que le dan a los ingredientes locales, le mereció tanto a Morris East como a 2 Doors Down un lugar en ‘You Gotta Eat Here!?’ de la Food Network. En general, vas a explorar el centro por ti mismo y dejarás que el aroma te lleve por una u otra dirección.
Si lo que quieres es un trago, Halifax tiene la proporción más grande de bares y clubs per cápita en Canadá. Hay montones de pubs con música en vivo y un escenario de cervecerías artesanales muy populares, con nombres tan asombrosos como Propeller, Garrison y Granite.
O te puedes embarcar en la clásica experiencia de Nueva Escocia y visitar la cervecería Alexander Keith. Construida en 1820 por el propio Sr. Keith, un legendario maestro cervecero y tres veces alcalde de Halifax, la cervecería es una parada básica para todos los amantes de la cerveza. Toma un tour, asómate a la casa de Keith y aprende cómo se convierten los frutos del lúpulo en esta popular cerveza. Termina en la taberna Stag’s Head, la taberna victoriana privada del Sr. Keith, para jugar los típicos juegos de bar mientras pruebas las diversas cervezas de Alexander Keith.
Rica en historia
Si tienes tiempo entre los restaurantes, los pubs y las cervecerías, Halifax tiene una historia extremadamente rica que ha sido conservada para que la gente la disfrute.
Uno de los mejores ejemplos de esto es el sitio histórico nacional Halifax Citadel. La Citadel te permite experimentar la vida militar en el siglo XIX. Observar el cambio de guardia, escuchar el toque del mediodía o estar ataviado con el traje de batalla en los campos donde tuvieron lugar los enfrentamientos. Como ‘Soldado por un día’ podrás disparar sus rifles, comer su comida y vivir su vida, por lo menos durante unas cuantas horas.
La historia militar de Nueva Escocia se relaciona fuertemente con su historia marítima, la cual se expone en el Museo marítimo del Atlántico. Encontrarás pequeñas embarcaciones y barcos de vela, descubrirás los convoyes de guerra y los barcos crucero; también explorarás el vínculo de Halifax con el Titanic y aprenderás acerca de la explosión de Halifax en 1917 que definió el futuro de la ciudad.
Una pieza final de la historia de Halifax que debe ser visitada es el Museo canadiense de la inmigración en el Pier 21. Un millón de personas pasaron a través del Embarcadero 21 (Pier 21) en su camino hacia o desde Canadá, y una quinta parte de la población del país tiene alguna conexión familiar con este sitio histórico nacional. Busca las listas de los barcos en la base de datos sobre inmigración, en las fotos observa la mezcla de esperanza y miedo en los ojos de los refugiados y soldados que partían a la guerra o regresaban a casa y aprende cómo se llega a ser una nación de inmigrantes.