Acogedores y cálidos albergues donde hospedarse en las Montañas Rocosas canadienses de Alberta
Este artículo de Zoey Duncan se publicó originalmente en el sitio web de Travel Alberta.
Larkin O’Connor prefiere hablar con usted desde la cima de una montaña. De hecho, compró un teléfono móvil solo porque este le permite hacer negocios mientras está en las Montañas Rocosas canadienses. Toda la evidencia sugiere que la sangre bombea en sus venas al ritmo que imponen los -7° C.
Este delicado equilibrio, sin embargo, parece ser la forma en que está llevando la emblemática empresa de alojamiento de su familia al futuro moderno, sin dejar de rendir homenaje a la larga tradición de Alberta de acoger a los turistas en históricos albergues de montaña.
O’Connor y su empresa familiar Canadian Rocky Mountain Resorts (CRMR) operan dos de los hospedajes más agradables de Alberta, una de las formas más cómodas de experimentar las montañas, sin tener en cuenta si lo suyo es practicar snowboard o no. Piense en los albergues de Alberta como si fueran la taza de chocolate casero caliente del paisaje de alojamientos de montaña. Combine algunos ingredientes clave, como un entorno natural fantástico, un edredón grueso, una chimenea crepitante y una comida especiada, y tendrá una escapada de la rutina íntegramente gratificante.
La historia de la familia O’Connor en el área se remonta al tiempo de los fundadores. Sus padres, Pat y Connie O’Connor, han dirigido CRMR desde la década de 1980. En la actualidad, O’Connor es el gerente de desarrollo de CRMR y su deseo es honrar su historia exhibiendo los paisajes de ensueño de las Montañas Rocosas canadienses.
O’Connor se sintió atraído por las Montañas Rocosas canadienses desde su primera subida a Mount Fairview. Durante un cambio de pañales, se escapó gateando y habría caído por un despeñadero, de no haber quedado atrapado en un arbusto bien ubicado. Cuando tenía seis años, las caminatas de 20 kilómetros en familia eran “lo normal”. Cuando no faltaba a clases para esquiar, ayudaba a sus padres en Deer Lodge y Buffalo Mountain Lodge, ambos hospedajes situados en el parque nacional Banff.
Nunca fue un hecho cierto que se encargaría del negocio familiar. A los 18, O’Connor era un “rockero punk que practicaba snowboard” y tomaba a las Montañas Rocosas como parte habitual de su vida. No fue hasta que escaló montañas en otros continentes que comenzó a pensar en el parque nacional Banff como algo más que solo el deslumbrante patio de su hogar.
“Viajar por el mundo me hizo ver cuán especiales son estas montañas y, en particular, toda esta área”, afirma. “Sigue siendo un lugar silvestre”.
O’Connor siente debilidad por Deer Lodge. En la década de 1920, era una casa de té para cualquier intrépido que se aventurara a llegar a Lake Louise a caballo. En los ‘80, curiosamente, fue sede de un épico club de música en vivo, donde prometedoras bandas canadienses tocaban hasta las dos de la madrugada. Hoy, es un hotel moderno y encantador que abre sus puertas todo el año.
La histórica casa de té que funcionaba en una cabaña de madera, ahora, es un restaurante en el que se sirven los característicos platos de las Montañas Rocosas de CRMR. Imagínese así: bebiendo un cóctel bajo la nariz peluda de un caribú mientras prueba la tabla de carnes de venado y bisonte y tuitea sobre su primera salida con raquetas de nieve.
Los padres de O’Connor fueron comidistas mucho antes de que tales aficionados a la comida existieran. Pat O’Connor puede obsesionarse con el sabor de un verdadero tomate y Connie considera que la comida rápida es blasfema. Sus menús directos de la granja siempre han encontrado inspiración en los mejores alimentos cultivados y criados en las cercanías, incluso en su propio rancho, donde se crían wapitíes, bisontes y ganado.
En la Gran Sala de Deer Lodge, Randy, un búfalo disecado que vivió felizmente en el rancho como macho reproductor, corona una chimenea crepitante y juegos de living de madera. Según O’Connor, es un territorio ideal para acurrucarse después de todo un día de esquí de fondo, sin duda, la mejor aventura de Lake Louise para cualquier principiante en actividades recreativas de montaña. Además, ya sea que le duelan o no los músculos por la travesía de esquí de fondo, es esencial que se relaje en el jacuzzi ubicado en la terraza.
No muy lejos de Deer Lodge, otra esquina acogedora se destaca sobre la falda de la montaña. Las históricas y adorables cabañas de Storm Mountain Lodge están equipadas con leños para el fuego y antiguas tinas con patas.
La subgerente Véronic Haché afirma que todo está ambientado para desconectarse y experimentar el relax extremo que ofrece la montaña.
“Es muy simple y acogedor”, dice Haché. “Técnicamente, podríamos ofrecer wifi y servicios similares vía satélite, pero preferimos no hacerlo. Le quitaría el encanto”.
Haché les recomienda a los turistas que duerman hasta tarde y que, luego, realicen caminatas con raquetas de nieve o anden en bicicletas de llantas gordas por el sendero marcado adyacente. Después, quizá, una ronda de juego de naipes o «cribbage» con una bebida caliente en la cabaña antes de deleitarse con una cena de primer nivel en el comedor, donde el menú está centrado en ingredientes meramente canadienses. Si lo desea, podría conducir hasta el pueblo para ver un partido de hockey en TV, pero Haché asegura que incluso los huéspedes más escépticos inicialmente sucumben a la seducción de desconectarse y relajarse cómodamente.